Todavía no entiendo porqué mi madre me obliga a estar en este lugar tan horrible. No me dejan salir fuera, y ya tengo edad más que suficiente para poder salir sola. La señora Paquita me dice que estoy enferma, y que por eso no puedo salir. Pero me miente. Me dan unas pastillas que no sirven para nada. Me duelen las piernas y las manos. A veces creo que soy una vieja, encerrada en el cuerpo de una chica de veinticinco años. Vaya, esta frase me gusta, voy a escribir un poco más de mi novela. Cuando me ponga mejor, y recupere mis clases, tengo mucho material con el que trabajar. Mis alumnos estarán encantados de todo lo que les he preparado. Voy a ser una profesora diferente, quiero motivarles, quiero que amen la literatura tanto o más que yo. Y voy a hacer de mis clases, un nido para escritores. ¡Sí! Estoy entusiasmada... Hoy estoy deseando poder escribir un poco más... — ¡Señora Paquita! Vaya susto que me ha dado....— — Venga Elena, nos vamos al baño, ¿Cómo te encuentras h