Hola, Esta puñetera crisis que tanto nos incordia, que nos quita el sueño, que nos mantiene en vilo.... Esta puñetera crisis que hace que nuestra preocupación se alargue como una sombra en un atardecer otoñal. Esta puñetera crisis que nos obliga a hacer más malabares de los que ya hacíamos (si es posible) Pues eso, esta puñetera crisis, también puede ser la culpable de que vuelvan a asomar esos sentimientos humanitarios tan necesarios. Recuerdo en mi niñez, que la mayoría de niños no teníamos "canguro", nos cuidaban algunos vecinos (como mi añorado Señor Juan ). A veces se trataba de un intercambio de niños, las que trabajaban en un turno se encargaban de los hijos de las de otro turno y a la inversa. A veces era sólo para la hora de la comida, y quien se encargaba de los niños también le hacía la comida al padre a cambio de que se le trajese comida para todos (incluidos los de la familia cuidadora) A veces, se quedaban con los niños durante la semana, a cambio de