Esa es una de esas preguntas que tanto repetimos a nuestros niños desde bien pequeños.
Normalmente empiezan con ideas de lo más fantásticas.
Quieren ser futbolistas, astronautas, estrellas del rock, grandes magos o princesas.
Según pasan los años se encaran a puestos más tradicionales y reales, como maestros, mecánicos, informáticos o médicos.
Llegada la hora, de forma temprana y con una escalofriante y decepcionante realidad golpeandoles la cara, se les formula la misma pregunta al finalizar la E.S.O y no saben qué contestar.
Por un lado se encuentran sus sueños, aquello que les gustaría hacer de verdad, para lo que creen que valen.
Por otro están los puestos que según las estadísticas, están en pleno apogeo, y les permitirán endeudarse con un banco durante el resto de su vida, para obtener algo parecido a un hogar.
O están esos cursos a los que, por caros, solo pueden acceder unos pocos. Ya que el tema de las becas, está como el de la sanidad (cada día más deprimente)
Me duele ver que nuestros niños y adolescentes, esos que serán el futuro, cada día tienen menos sueños.
Cada día intentan luchar contra esa asquerosa realidad y pensar que un futuro diferente es posible.
En cada momento, intento hacer cosas nuevas, intento mostrarles a mis chikis, que se puede soñar, que es bueno, que es sano, que es necesario y que se puede hacer algo más de lo que el mundo espera de ellos.
Ya que al fin y al cabo, lo que espera el mundo es que aprendan a obedecer, a callar y a pensar lo justo para que puedan hacer bien su trabajo.
Normalmente empiezan con ideas de lo más fantásticas.
Quieren ser futbolistas, astronautas, estrellas del rock, grandes magos o princesas.
Según pasan los años se encaran a puestos más tradicionales y reales, como maestros, mecánicos, informáticos o médicos.
Llegada la hora, de forma temprana y con una escalofriante y decepcionante realidad golpeandoles la cara, se les formula la misma pregunta al finalizar la E.S.O y no saben qué contestar.
Por un lado se encuentran sus sueños, aquello que les gustaría hacer de verdad, para lo que creen que valen.
Por otro están los puestos que según las estadísticas, están en pleno apogeo, y les permitirán endeudarse con un banco durante el resto de su vida, para obtener algo parecido a un hogar.
O están esos cursos a los que, por caros, solo pueden acceder unos pocos. Ya que el tema de las becas, está como el de la sanidad (cada día más deprimente)
Me duele ver que nuestros niños y adolescentes, esos que serán el futuro, cada día tienen menos sueños.
Cada día intentan luchar contra esa asquerosa realidad y pensar que un futuro diferente es posible.
En cada momento, intento hacer cosas nuevas, intento mostrarles a mis chikis, que se puede soñar, que es bueno, que es sano, que es necesario y que se puede hacer algo más de lo que el mundo espera de ellos.
Ya que al fin y al cabo, lo que espera el mundo es que aprendan a obedecer, a callar y a pensar lo justo para que puedan hacer bien su trabajo.
un post fantástico y cuanta razón tienes!!!! debemos soñar, pq es lo que nos ayuda a vivir un poco más alegres.. almenos a mí! jejejeje
ResponderEliminarfue un placer conocerte! un besazo!
eli
http://vistetequevienencurvas.blogspot.com/