Esa es una de esas preguntas que tanto repetimos a nuestros niños desde bien pequeños. Normalmente empiezan con ideas de lo más fantásticas. Quieren ser futbolistas, astronautas, estrellas del rock, grandes magos o princesas. Según pasan los años se encaran a puestos más tradicionales y reales, como maestros, mecánicos, informáticos o médicos. Llegada la hora, de forma temprana y con una escalofriante y decepcionante realidad golpeandoles la cara, se les formula la misma pregunta al finalizar la E.S.O y no saben qué contestar. Por un lado se encuentran sus sueños, aquello que les gustaría hacer de verdad, para lo que creen que valen. Por otro están los puestos que según las estadísticas, están en pleno apogeo, y les permitirán endeudarse con un banco durante el resto de su vida, para obtener algo parecido a un hogar. O están esos cursos a los que, por caros, solo pueden acceder unos pocos. Ya que el tema de las becas, está como el de la sanidad (cada día más deprimente) Me