Resulta fascinante como dos personas totalmente opuestas, pueden convivir y ser felices. Quizás sea el hecho de que se complementan como el yin yan, quizás sea el amor que les une a pesar de sus diferencias, quizas... Lo importante es ver como, a pesar de pensar de forma diferente o de actuar de diferente manera ante la vida, la meta es la misma. Hablo desde la experiencia. Mi marido y yo somos polos opuestos, siempre lo hemos sido. Él, tranquilo, hogareño, prudente, parco en palabras, sin apenas amigos. Yo, inquieta, impulsiva, habladora, con muchas amistades y varias amigas geniales y de las que "no se le cae el techo encima" porque siempre que puedo estoy paseando o de visita. Y a pesar de nuestras diferencias (y nuestras broncas, todo hay que decirlo) siempre juntos y unidos para todo. Opinamos diferente en la forma de educar a nuestras hijas, pero siempre llegamos a encontrar el punto medio o vence la lógica y tenemos tres niñas preciosas, autónomas, inteligentes y estup