
Pasamos la mayor parte de nuestra vida en nuestro lugar de trabajo.
Compartimos con nuestros compañeros buenos y malos momentos.
Momentos de nervios mientras se desarrolla y se pone en marcha un nuevo proyecto.
Momentos de eufória cuando se lanza satisfactoriamente el proyecto.
Momentos de angustia cuando aparecen fallos imprevisibles que obstaculizan la buena marcha de los proyectos.
Momentos agradables en los descansos comúnes y como no momentos desagradables cuando existen opiniones encontradas y no hay acuerdo.
Tenemos la suerte de encontrarnos en una empresa en la que los compañeros lo son en todo momento, por lo que no existen demasiados conflictos ni disputas.
Aunque, al ser una empresa en constante evolución, nuevas circunstacias han hecho que se produzca un ligero distanciamiento de departamentos y por lo tanto de los compañeros.
No quiero decir con esto que ahora nos llevemos mal, nada más lejos de la realidad, si no que se han enfriado las relaciones interpersonales en la oficina.
Es por eso que me hace tanta ilusión la cena de navidad, creo que es una oportunidad genial para reunir en un momento divertido y distendido a todos los compañeros que en esos momentos dejan de serlo para convertirse en las personas geniales que son.
Estoy rodeada de personas estupendas y espero que eso no cambie.
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