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Mostrando entradas de mayo, 2010

El señor Juan

Cuando era pequeña, si, hace mucho de eso ;-P. Pues eso, cuando era pequeña, entre los 4 y los 7 años. Mis padres me dejaban en casa de una vecina para que me cuidase unas horas al día. Con la vecina no me acababa de llevar bien, nuestros carácteres eran incompatibles. Pero esta vecina estaba casada con el señor Juan. El señor Juan era un bohemio , un artista con una visión de la vida especialmente curiosa, al menos para lo que estaba acostumbrada a oir y ver. El señor Juan me llevaba de paseo, a los museos de Barcelona, incluso una vez recuerdo haber entrado al Palau de la Generalitat y él me expicó las esculturas y pinturas que habían en su interior. Le gustaba enseñarme técnicas de pintura, de dibujo, hablarme de artistas, de sus obras. Me enseñó que el arte está donde lo quieras ver, que gusta o no gusta y que no existe el arte bueno o la chapuza (al menos en cuanto a arte se refiere) si no la belleza bajo un punto de vista u otro. Recuerdo que muchas veces, cuando me veí

Cambios y decisiones

A todos nos gusta la idea de mejorar, de evolucionar, de dar un paso más. Lo que normalmente ya no nos gusta tanto, es "cómo" dar ese paso,  cómo tomar esa decisión arriesgada que, si sale mal, puede costarnos caro... El problema está ahí. Está en ese pensamiento primario que convierte la prudencia en pánico y la oportunidad en abismo. Soy de esas personas que intento ver siempre el lado positivo de todo. Aunque difícil, creo que todo tiene un sentido y que cuando deseamos algo con fuerza, pero no nos atrevemos a dar el paso. De repente, la vida te dá un empujón. Aquello que nos parece terrible, que pensamos que seremos incapaces de superar, resulta llevarnos a aquello que deseábamos con tanto empeño. Lo digo desde la experiencia, como siempre. Y aunque soy consciente de que si no doy el paso, algo se girará para empujarme a darlo, sigue asustandome la manera de encarar las decisiones con las que puedo conseguir lo que deseo. Resulta un poco más cómodo, dejar que

Religión y opinión

Yo fuí a un colegio de "monjas". No es que fuese muchos años (gracias a Dios) pero fuí. Desde muy pequeña, me inculcaron una educación religiosa, católica, con la que me sentía muy bien. A los 5 años, ya estaba "apuntada" a catequesis, que impartian las monjas de la escuela. E hice la comunión a los 9 años y a los 12 o 13 (ya no me acuerdo) me confirmé. La verdad es que mis creencias religiosas entonces, visto ahora desde la distancia temporal, me hicieron mucho bien. Dios, me ayudó en muchos malos momentos, y me encantaba las clases de catequesis con las monjas, con las que tuve más de un encontronazo ético. Hoy mis creencias religiosas, como tales no existen. Veo la vida de un modo completamente diferente y Dios no está en esa visión. Pero respeto las creencias de todo el mundo, ese cambio en mi prisma particular me ha enseñado a aceptar que las personas necesitamos creer en algo. Y que dá igual si creemos en un Dios, en ninguno o si no  sabemos en que

Amor y autoridad

De todos es sabido que tengo 3 hijas, bellas, inteligentes, sanas y estupendas. Soy una madre orgullosa, ya que son unas niñas con las que se puede ir a cualquier sitio y saben comportarse con respeto, sin dejar de ser niñas. Me he dado cuenta que me gusta dar libertad a mis hijas, con sus consecuencias y sus decisiones. Para mí es importante que sean consecuentes, independientes y sobre todo respetuosas.  Eso no significa que sea una madre completamente permisiva y que mis hijas no tengan que cumplir unas normas, más bien al contrario. Soy muy sargento. Tienen pocas normas, pero se cumplen a rajatabla. Y por supuesto estoy pendiente de ellas y saben que siempre estoy para ayudarlas, guiarlas y a veces para cortarle las alas... Todo esto viene a que parece que está desfasado eso de decir NO a los niños. Que muchos de los padres que tengo alrededor piensan que sus hijos por ser pequeños pueden hacer todo lo que les plazca y no se les puede corregir. Y lo más alucinante es que